La OMM espera que el fenómeno climático de El Niño termine a más tardar en junio, tras llegar a máximos el pasado diciembre
El fenómeno de El Niño, asociado a sequías más severas en Centroamérica, empeoró la situación alimentaria de millones de personas en esta región, especialmente en el Corredor Seco, indicó un estudio conjunto del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Acción contra el Hambre (ACH).
Los expertos alertan que es probable que en el próximo siglo aumente la frecuencia de El Niño y La Niña más fuertes a causa del cambio climático, que es un fenómeno distinto ya que, a diferencia de los dos primeros, es una alteración a largo plazo de los patrones climáticos globales o regionales debido a las actividades humanas y no un ciclo natural.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) espera que el actual fenómeno climático de El Niño, que comenzó a mediados de 2023, termine a más tardar en junio, tras llegar a máximos el pasado diciembre.
El impacto en Centroamérica
El mayor impacto de El Niño en Centroamérica se siente en el Corredor Seco, una franja que atraviesa Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala en la que viven más de 10 millones de personas, muchas dedicadas a la pequeña producción de granos básicos.
El 80 por ciento de los pequeños productores viven en pobreza y muchas personas se ven obligadas a migrar del Corredor Seco, donde se registran largos periodos de sequía seguidos de lluvias intensas.
Es así que unos 486 mil habitantes del Corredor Seco en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua se vieron expuestas a una sequía severa entre abril y noviembre de 2023, mientras que un aumento irregular de las lluvias a finales de ese año aminoró el impacto de la falta de agua en la temporada agrícola postrera “con estimaciones que indican que 347 mil personas en las zonas rurales se vieron afectadas por la sequía severa”.
Así lo indican las estimaciones del PMA, a partir de un modelo desarrollado conjuntamente con el Sistema de Información Geográfica (SIG) de la Sede del PMA y la unidad de Análisis, Evaluación y Monitoreo (RAM, por sus siglas en inglés) de la Oficina Regional del Programa en Panamá para comprender mejor los efectos actuales de El Niño.
“Tras el inicio de El Niño y para julio de 2023, el total de precipitaciones alcanzó el nivel más bajo en más de 40 años en gran parte del Corredor Seco centroamericano”, indica el informe, que habla de consecuencias como pérdidas agrícolas, dificultades económicas para los ya vulnerables pequeños agricultores, y que para marzo de 2024 “entre 1.7 y 2.7 millones de personas” necesitarían asistencia alimentaria en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En Guatemala, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, 360 mil hectáreas en el Corredor Seco, que se extiende por el 36 por ciento de todos los departamentos del país, se han visto afectadas por la falta de lluvias debido a El Niño, al tiempo que en muchas regiones guatemaltecas se presentaron fuertes lluvias, inundaciones localizadas y frentes fríos durante partes de la temporada.
El Salvador sufrió importantes pérdidas agrícolas debido a las condiciones de sequía y a las lluvias fuertes, y en Honduras la bajada en las precipitaciones elevó el riesgo de seguridad alimentaria en el Corredor Seco del país.
El Corredor Seco de Nicaragua, donde se estima que vive 20 por ciento de la población rural del país, solo recibió el 30 por ciento de las lluvias estacionales totales previstas, lo que afectó la producción total de cultivos, creando a su vez un impacto en los precios de los alimentos y en la inseguridad alimentaria de los hogares dependientes del salario mínimo agrícola.
Ante este panorama, la respuesta del PMA en la región ha incluido la ejecución de programas de transferencia monetaria, entrega de bienes y asistencia alimentaria; el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana, así como de las capacidades institucionales, indicó el organismo internacional.